La música siempre ha sido una compañera inseparable en todas las etapas de la vida, pero en la tercera edad adquiere un valor especial. Escuchar melodías conocidas o participar en actividades musicales no solo despierta recuerdos, sino que también se convierte en una herramienta terapéutica para cuidar la mente, el cuerpo y las emociones.



