Uno de los mayores placeres de la vida es echar una cabezada después de comer. La siesta puede ser en el sofá o en la cama. Se trata de un hábito realmente beneficioso, más aún para las personas mayores, ya que diversos estudios han demostrado que mejora de manera sustancial la calidad de vida. Os contamos por qué es preciso favorecer este descanso a primera hora de la tarde.