Esta semana se han conocido los resultados de un estudio realizado acerca de la llamada “soledad no deseada” en la población española. El estudio, llevado a cabo por el Observatorio Estatal de Soledad No Deseada (SoledadES), impulsado hace un año por la Fundación ONCE, evalúa indicadores como consultas médicas, consumo de fármacos, pérdida de productividad, reducción de la calidad de vida y muertes prematuras.
Los resultados indican que el mayor porcentaje de personas en España que sufre este tipo de soledad se encuentra entre los 16 y los 34 años (38,4% de la población). En cuanto a la población destinataria de nuestros servicios, los mayores de 65 años, el porcentaje asciende al 20%, incrementándose hasta un 32,2% a partir de los 75 años.
El principal motivo que refieren las más de 4000 personas encuestadas es la falta de convivencia o la falta de apoyo familiar y/o social a la que se enfrentan, algo que, si lo llevamos al rango de edad con el que trabajamos en el Centro de Día, es habitual al ser personas cuyos hijos o nietos tiene compromisos laborales y familiares que disminuyen inevitablemente el tiempo que pasan con sus mayores. También porque en estas edades comienza a ser más probable que sufran la pérdida de su compañero/a de vida, de sus hermanos, y ya no hablemos de sus padres, muy mayores o posiblemente ya fallecidos. Además, enfermedades o patologías propias del envejecimiento hacen que su vida social disminuya, reduciéndose así el contacto con terceras personas, lo cual sumado a la ausencia de actividad laboral por jubilación hace que nuestras personas mayores tengan que hacer frente con mayor probabilidad a esta soledad no deseada de la que se habla.
En 2019, el Instituto Nacional de Estadística determinó que más de dos millones de españoles mayores de 65 años viven solos, de los cuales un 59% sufre por ello, suponiendo esto un riesgo para la salud.
Sin embargo, se tiende a estigmatizar la soledad como si de algo malo se tratase únicamente. Lo negativo en todo caso pasa por una mala gestión de ésta, y por el hecho de que ésta implique ausencia de atención o necesidades básicas descubiertas.
Un perfil de usuario con el que nos encontramos en un Centro de Día, o así al menos lo podemos decir en Sonraíz con la experiencia que contamos, son personas mayores de 65, sin deterioro cognitivo o con un deterioro leve, que por iniciativa propia deciden pasar parte de su tiempo diario con nosotros para paliar ese sentimiento de soledad. El entretenimiento, el encontrar un grupo de convivencia diurna con el que comunicarse, compartir experiencias vitales, fortalecer su sentimiento de pertenencia a un grupo, mantener niveles adecuados de actividad tanto cognitiva como física, etc. son aspectos que se pueden conseguir acudiendo a un servicio como el que ofrecemos y que van en la línea de combatir esa no deseada soledad que abunda en nuestras personas mayores.