El ritmo de vida de la sociedad actual poco tiene que ver con el que teníamos hace 25 ó 30 años. En la mayoría de familias los dos progenitores trabajan, los niños realizan múltiples actividades además de las propias de su escolarización, y nos esforzamos mucho por disponer de momentos de ocio. En ocasiones no disponemos del suficiente tiempo para destinar a la atención y cuidado de nuestros mayores.