Ayudar a una persona mayor a levantarse de la cama es una tarea frecuente que requiere técnica, precaución y empatía. Hacerlo correctamente evita riesgos tanto físicos como emocionales y garantiza el bienestar de quien recibe cuidado.
Preparar el entorno y comunicar lo que vas a hacer
Antes de comenzar comprueba que el camino entre la cama y la silla o sillón esté libre de obstáculos. El cuidador debe colocarse lo más cerca posible del cuerpo de la persona y comunicarse con voz clara y amable informando cada paso.
Girar y sentar en el borde de la cama
Si la persona está boca arriba, se le ayuda con suavidad a girarse hacia un costado, flexionando la rodilla más cercana al cuerpo y apoyando el brazo contrario como soporte. Una vez de lado, se deslizan las piernas fuera de la cama y se incorpora el tronco, sujetando hombros y caderas mientras se mantiene la espalda recta con la carga distribuida entre piernas y brazos.
Incorporarse y ponerse de pie
Con los pies ya en el suelo, el cuidador se coloca frente a la persona con postura firme y ligeramente agachada. Se puede usar un cinturón de transferencia si está disponible.
La persona se impulsa con las piernas mientras el cuidador realiza una tracción suave desde la cintura o espalda para levantar con sincronía y seguridad.
Girar y sentarse en el asiento de destino
Una vez de pie, se acompaña el movimiento girando lentamente hacia la silla o sillón. Se ayuda a sentarse con cuidado manteniendo siempre una base estable y sin forzar la postura. En caso de utilizar andador o bastón, debe estar a mano y ajustado antes del giro.
Aspectos ergonómicos y técnicas seguras para el cuidador
El cuidador debe mantener los pies separados, las rodillas ligeramente flexionadas y la espalda recta. El esfuerzo físico debe hacerse principalmente con piernas y glúteos para evitar lesiones lumbares. No se debe girar el torso mientras se sostiene peso; en su lugar, se giran los pies.
Cuándo usar ayudas técnicas
Si la persona tiene movilidad limitada o el cuidador necesita reducir la carga física, herramientas como camas articuladas, grúas móviles, trapecios o sábanas deslizantes pueden facilitar la tarea con mayor seguridad.
Estas ayudas protegen la salud del cuidador y aportan confianza a la persona mayor, especialmente en casos de dependencia más severa.
Levantar a una persona mayor de la cama es más que una maniobra física: es un acto que exige cuidado, comunicación y respeto. Si se aplican técnicas seguras y, cuando sea necesario, herramientas adecuadas, garantizamos un proceso cómodo para ambos.