La disfagia o dificultad para tragar afecta al 25% de los mayores de 70 años y entre aquellas que padecen enfermedades como Alzheimer, Parkinson o demencia senil, las probabilidades aumentan a más de 80%, por lo que se convierte en un desafío particularmente en la tercera edad.
A medida que envejecemos, los cambios en la musculatura, la saliva y la función nerviosa pueden contribuir a esta condición. El proceso de mover los alimentos de la boca al estómago requiere más tiempo y esfuerzo, y en algunos casos puede implicar dolor o incluso imposibilidad.
La detección temprana y la evaluación precisa son esenciales en la gestión de la disfagia en personas mayores. Acudir a profesionales médicos y logopedas puede ayudar a identificar la causa y establecer un plan de tratamiento personalizado. La modificación de la dieta es común en la gestión de la disfagia en los mayores. Optar por alimentos suaves y modificar la textura de las comidas puede hacer que la deglución sea más segura y cómoda.
En el Día Mundial de la Disfagia cabe destacar la importancia de la investigación continua y la conciencia sobre este tema. Fomentar la detección temprana y desarrollar intervenciones innovadoras son pasos cruciales hacia un envejecimiento saludable y digno para quienes enfrentan la disfagia.
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