Cuando cumplimos años hay cambios anatómicos, funcionales, psicológicos y sociales que condicionan que los mecanismos de continencia tengan una menor efectividad. De hecho, se estima que entre un 25 % y un 45 % de la población mayor sufre algún tipo de problema de este tipo. A esto hay que sumarle que no suele ser diagnosticado ni tratado, porque ni los médicos suelen consultarlo en las revisiones normales ni los pacientes lo comentan, muchas veces por vergüenza. Pero no podemos considerar esto como normal en el envejecimiento.