El invierno y los cambios de temperatura pueden tener un impacto significativo en la salud de nuestros mayores. A medida que las temperaturas descienden, los adultos mayores se vuelven más vulnerables y requieren una atención especial para garantizar su bienestar.

Riesgos para la salud

El frío extremo puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias en los mayores. Las bajas temperaturas pueden afectar a la presión arterial y a la circulación sanguínea.

Además, los cambios bruscos de temperatura pueden debilitar el sistema inmunológico de los mayores, haciéndolos más propensos a infecciones respiratorias como resfriados y gripe. La prevención, a través de vacunas y medidas higiénicas, es esencial.

Cuidado de la piel

La piel de las personas mayores tiende a volverse más seca y frágil durante el invierno. Es crucial mantener una buena hidratación y utilizar cremas protectoras para prevenir la sequedad y posibles complicaciones cutáneas.

Seguridad en el hogar

Las caídas son una preocupación importante durante todo el año pero suelen acentuarse durante el invierno. Las superficies resbaladizas pueden aumentar el riesgo de accidentes. Asegurarse de que el hogar esté libre de obstáculos y utilizar calzado adecuado puede reducir el peligro de caídas.

Aislamiento social

Fomentar la participación en Centros de Día como el nuestro, puede ayudar a mitigar el aislamiento ya que las actividades sociales pueden marcar la diferencia en la calidad de vida de los mayores durante la temporada invernal.

Al tomar este tipo de medidas preventivas, podemos contribuir a garantizar que los adultos mayores enfrenten el invierno con la salud y la seguridad necesarias para disfrutar de esta etapa de la vida.