En lo que a personas mayores se refiere, es relativamente frecuente que aparezcan una serie de síntomas relacionados con una falta de noción respecto a qué día es, en qué época del año estamos, en qué lugar se encuentra, dónde vive, etc. Esto puede ser un indicio de un posible deterioro cognitivo, en mayor o menor grado. Estar orientado es fundamental para la autonomía de cualquier persona, por lo que cobra especial importancia trabajar sobre ello.

La orientación es la capacidad que nos permite situarnos en el tiempo y en el espacio, así como reconocer quiénes somos. Es por tanto que hablamos de tres niveles de orientación.

- Orientación temporal: es la capacidad para situarse en el tiempo

- Orientación espacial: es la capacidad para situarse en el espacio

- Orientación personal/autobiográfica: es la capacidad para tener conocimiento de quién es uno mismo.

La Terapia de Orientación a la Realidad es la encargada de mantener estimulados estos tres niveles anteriormente citados, mediante estrategias y prácticas que se pueden extender a todo el día. El uso de calendarios, relojes, pictogramas, carteles señalizadores, fotos, etc. pueden ayudar a la persona a potenciar esos niveles de orientación de forma adecuada o al menos aceptable para mantener una cierta autonomía en el desempeño de las actividades de la vida diaria.

¿Cómo se lleva a cabo la Terapia de Orientación a la Realidad en nuestro Centro de Día?

Precisamente mediante el uso de relojes y calendarios en todas las estancias, murales decorativos respecto a la estación del año en la que estamos, pictogramas, carteles indicadores de cada uno de los espacios, nombre y fecha en cada una de las actividades individuales que se realizan a diario, celebración o menciones especiales a fechas significativas próximas realizando actividades o talleres directamente relacionados, conocimiento por parte de todo el personal de la historia de vida de cada usuario, recurriendo a ella a lo largo de varios momentos del día (su profesión, el nombre de sus familiares más cercanos, lugar de nacimiento, anécdotas o experiencias particulares, etc.), lectura de prensa diaria, y el desarrollo de ejercicios de orientación a la realidad específicos en cada uno de los talleres de estimulación cognitiva que se realizan a lo largo de la semana.

Resulta de gran importancia que dichas estrategias o actividades tengan una continuidad en el tiempo que cada persona usuaria pasa fuera del Centro, para tratar de estimular al máximo posible esta área cognitiva que tanta relevancia tiene para su autonomía. No se debe perder de vista el hecho de que, en muchas ocasiones, esta desorientación es asumida de forma consciente por la persona, lo que indudablemente le genera sentimientos de frustración, tristeza e inseguridad. Todo lo que desde su entorno se pueda hacer para tratar de estimular su orientación, siempre tendrá además un componente terapéutico para el mayor.